Puerto Rico entre siglos: Historiografía y cultura

marzo 5, 2011

Fernando Miyares González: Puerto Rico en 1775

Fragmento de Fernando Miyares González. Noticias particulares de la Isla y Plaza de San Juan Bautista de Puerto Rico. Actual estado, noticia de los pueblos siguiendo de norte a sur, y diferencia que se advierte según el antiguo estado de la Plaza e Isla y el presente. Año 1775. Tomado de Noticias particulares de la isla y Plaza de San Juan bautista de Puerto Rico. Río Piedras: UPR, 1954.

En el día tendrá esta ciudad [de San Juan] trescientas y cincuenta tuesas de longitud y poco más de doscientas de latitud. Sus calles principales corren de este a oeste y son cortadas por otras en ángulos rectos. El mayor número de casas son de un alto; otras, terreras de piedra y algunos barrios de bojíos o chozas cubiertas de paja o yaguas, siendo notable la ventajosa diferencia que se advierte, así en el mayor número de casas como en la reedificación de muchas que acompañadas del famoso frente que presenta a la plaza el castillo de San Cristóbal, le facilitan una lucida vista.

Hállase enteramente concluido el frente de tierra de esta plaza, cuya situación por la parte norte se eleva como unos cien pies sobre el nivel del mar y desciende su terreno hasta formar playa en la bahía. Su fortificación consta de un semibaluarte llamado del Norte, un baluarte plano y otro que se nombra de Santiago. En frente de las cortinas que resultan de los dichos tres baluartes se han construído dos revellines, de los cuales, el que está entre el semibaluarte del Norte y el plano, se llama de San Carlos y el otro, del Príncipe. Entre estos dos revellines (cuya situación corresponde en frente del ángulo flanqueado del baluarte plano) se halla una plaza de armas llamada de la Trinidad, por constar de tres baterías en anfiteatro que siguen la irregularidad del terreno, teniendo así ésta como los revellines su foso que se comunica con el principal. Toda esta obra está guarnecida de un camino cubierto, con sus traversas correspondientes y estacada. En la cortina que está entre el baluarte plano y el de Santiago se halla la puerta de este nombre, única para salir a la campaña con carruajes, cubriéndola, como se ha dicho, el revellín del Príncipe.

Castillo de San Cristóbal

Toda la muralla principal de este frente de tierra se ha levantado y engrosado sobre el recinto antiguo, pero los revellines y demás obras exteriores se han formado desde cimientos.

En el baluarte plano hay construido un caballero o macho, cuyas obras, juntas con el semibaluarte del Norte, tienen la nominación del castillo de San Cristóbal, detrás del cual hay una grande plaza de armas con sus bóvedas, en las que puede alojarse cómodamente un batallón. Asimismo, hay un magnífico aljibe que consta de cinco bóvedas igualmente a prueba; resultando por el cálculo que con prolijidad se ha hecho que sobran aguas para llenarse en un año, pues aprovecha todas las vertientes del castillo.

Entre las caras, flancos y cortinas de las obras de este frente, se pueden montar cien piezas de cañón. Los glaciales se hallan contraminados, pero ignoro su detall.

El castillo del Morro está situado en la punta más occidental de la plaza. Se halla, en el día, en un bellísimo estado para impedir la entrada en el puerto de los navíos enemigos, pues sus tres principales baterías de cañones, que por la natural pendiente del terreno hacia la mar logran la situación de anfiteatro y corren por todo lo largo del castillo, tienen sus fuegos en tal disposición que pueden seguir la nave por toda la canal. Se continúan sus obras con el mayor esfuerzo, pues desde que se concluyó el frente de tierra es el único objeto, por lo que se reunieron en él todas las fuerzas. (Su figura como antes he dicho) es irregular, principalmente por los costados que miran al mar, pues en éstos, por la irregularidad del terreno y aprovechar el recinto antiguo, ha sido preciso dejar algunos ángulos muertos, aunque vistos por sarracena que a este efecto se han construido. El único frente hacia la plaza está fortificado con una cortina y dos semibaluartes. Debe igualmente hacerse en la parte superior del castillo una batería de morteros y en la inferior un aljibe, para la cual hay suficiente capacidad y podrá proveerse de agua la guarnición de un batallón, que es la que admiten cómodamente sus bóvedas a prueba, de suerte que puede muy bien este castillo, aún en el adverso accidente de perderse la plaza, resistir lo suficiente para hacer disputable su posesión.

Resuelto por S. M. aumentar la guarnición de esta plaza con dos batallones de infantería y una compañía de artilleros del ejército, se expidió la orden correspondiente, con fecha de veinte de septiembre de setecientos sesenta y cinco y con la de trece de junio de sesenta seis, se aprobó la reforma del batallón fijo y compañía de artillería de la antigua dotación, comunicándose en la primera haberse dado los avisos correspondientes al virrey de México para el envío de los cien mil pesos asignados a reales obras.

Aumentóse igualmente al cuerpo de ingenieros, un ordinario que corre con el detall y tres subalternos que subsisten y a la maestranza de fortificación, los maestros mayores, aparejadores, canteros y demás que corresponden al número de seiscientos forzados, brigadas de tropa y peones voluntarios que trabajan diariamente en reales obras.

Inmediatamente se embarcó en El Ferrol para esta isla el regimiento de León y una compañía de artillería, cuyo capitán se encargó del mando de este ramo, estableciendo sin pérdida de tiempo maestranza para construcción de cureñas, parque, sala de armas, almacenes y demás trenes de que carecía absolutamente la plaza, lográndose por este medio y el eficaz celo del referido comandante, teniente coronel don Josef Pedraza, hallarse hoy pertrechada con el mayor arreglo y abundancia en sus repuestos, de modo que no le falta circunstancia conducente a dar una gloria a las armas del rey en cualquiera acontecimiento de guerra.

Pidiendo ya esta plaza, por su mayor consideración, un cabo subalterno en quien recayese el mando de ella por ausencia y enfermedades, creó S. M. la tenencia de rey por su real orden de trece de febrero de setecientos sesenta y ocho, confiriéndola con tres mil pesos de sueldo anual al teniente coronel graduado y capitán de granaderos del regimiento de infantería de Toledo don Josef Tentor.

Exigiendo estos crecidos expendios de caudales mayor formalidad y despacho en la real contaduría, dispensó S. M. a los oficiales reales de ella, por Real orden de veinte y dos de julio de setecientos sesenta y cinco, la gracia de que se les guardasen los mismos privilegios que a los de Caracas y por otra de diez y ocho de febrero de sesenta y seis, se les aumentó el sueldo hasta la cantidad de mil y doscientos pesos anuales, en lugar de los quinientos setenta y cuatro que gozaban antes.

Para más bien poder atender al cúmulo de asuntos que ocurren, resolvió el rey, por su orden de doce de junio de mil setecientos sesenta y seis, crear en la misma contaduría las plazas de oficial mayor, con quinientos pesos al año y la de segundo, con cuatrocientos, cuyos empleos subsisten auxiliados con algunos escribientes supernumerarios, que se consideran indispensables por constar esta oficina de treinta y seis ramos, sin otras muchas ocupaciones extraordinarias que llenan bastante tiempo.

Para resguardo de rentas hay un guarda mayor con treinta pesos mensuales y sus gajes; dos cabos de ronda con veinte pesos cada uno y tres guardas con quince. En los demás pueblos de la isla, para la recaudación de reales intereses se consigna ordinariamente a los tenientes a guerra.

Por Real cédula de veinte y seis de agosto de setecientos sesenta y cuatro, se creó en esta isla el nuevo establecimiento de Correos de los dominios de España a los de estas Indias Occidentales, teniendo por objeto S. M. los perjuicios que ha ocasionado la retardación en el cumplimiento de sus reales órdenes y de las providencias de justicia, trascendiendo a los vasallos ultramarinos, cuyas quejas o recursos llegaban con tal atraso y dificultad que las decisiones más imparciales y prudentes se frustraban por la mudanza de circunstancias.

Es esta caja la primera donde tocan los correos de España. Sin detenerse más tiempo que el preciso para entregar y recibir la correspondencia continúan a la Habana. Para el cargo y gobierno de este ramo hay un administrador principal con mil y trescientos pesos al año y un oficial mayor interventor con quinientos pesos, cuyos sueldos y demás gastos cubre la misma renta.

En el referido año de mil setecientos sesenta y cinco, terminó la época miserable de esta isla que en muchos tiempos estuvo constituida, pues es increíble el conocido aumento que ha tenido en todas sus partes debido a las crecidas entradas de caudales en reales arcas, que por situación corresponde su expendio anual a cuatrocientos ochenta y siete mil, ochocientos cincuenta y ocho pesos, siete reales.

La circulación de éstos y demás proporciones que exige el mayor comercio dio fomento a varios vecinos que se aprovecharon del primer tiempo para adquirir caudales, pues aunque no pasan de cuatro los sobresalientes, son muchos los de diez a veinte mil pesos y es evidente que si a esta isla se le facilitasen arbitrios para proveerse de negros a un moderado precio, lograrían sus habitantes las mayores ventajas y el rey infinita utilidad en sus derechos, respecto a que por carecer en el día de este auxilio sólo extienden las siembras a lo pre­ciso para vivir.

Conociendo yo que estas noticias, por su mala narración y poco orden, no sufragan la pena de leerlas, he procurado ceñirme a las más inexcusables, prefiriendo siempre no embarazar el tiempo con molestas digresiones.

Noticia de cada pueblo en particular, siguiendo de norte a sur(…) [Costa oeste]

(12) Aguadilla

Es población moderna de la isla y la que ha tenido mayores oposiciones en su principio siguiendo dilatadas competencias judiciales sus fundadores con los vecinos de Aguada, de quien se separó. Pero instruido el actual gobernador muy por menor de lo más conveniente, por un ministro de la Real Audiencia de Santo Domingo, que la casualidad de una arribada le hizo conocer en este asunto, se determinó con arreglo a su acertado dictamen y se libraron los expedientes para el efecto de la división real, con fecha de primero de febrero de mil setecientos setenta y cinco. En este corto tiempo han dado manifiestas pruebas los nuevos pobladores de la justicia con que se les protegió, pues se dedican incesantemente a la conclusión de la iglesia, cuya fábrica siguen de piedra.

A este puerto llegan las flotas, navíos de azogues y otros de guerra y machantes a hacer agua y refrescar víveres. Su situación es amena y deliciosa, por cuya razón le llamaban los indios naturales de esta isla, Guadá, que quiere decir en su idioma jardín, aunque después se ha vulgarizado con el de Aguada, por la que allí se hace cogiéndola de las mismas bocas de dos ríos y dos quebradas, las cuales están rodeadas de naranjos, limones y otros árboles frondosos que patentizan su fertilidad.

Con motivo de haber estado hasta ahora comprendido este territorio en la jurisdicción de la Aguada, ha llevado aquel nombre y no el de Aguadilla, a el cual debe el primero mucha parte de los elogios que le dispensan los pasajeros.

Hay en este paraje varias casas a lo largo del puerto, cuyas inmediaciones son sumamente agradables; un río nombrado Culebrinas va serpenteando por la playa y se introduce a la tierra más deliciosa suceden alternativamente caños y quebradas que forman la más hermosa vista. Por una parte se descubren palmares, úcares y otros árboles de gran magnitud; por la otra, platanales, espinillos y monte bajo; aquí bosques de naranjos y limones con la más exquisita fragancia; al otro lado, fértiles estancias; de suerte, que todo parece que concurre para el recreo de los sentidos.

El río Culebrinas no es donde hacen aguada las embarcaciones, aunque atraviesa la playa, sino el riachuelo llamado Aguadilla, que se halla al este de este puerto, capaz de contener muchos navíos, pero tienen la falta de estar casi descubierto del norte.

(13) Aguada

Dista este partido del anterior legua y media de camino bueno. Su fundación fue la quinta de la isla. Tiene el pueblo unidas ciento y ochenta casas, dos compañías de infantería y una de caballería y un cuerpo de milicias disciplinadas con su correspondiente casa de cuartel. El terreno es muy abundante y fértil.

Al oeste está el puerto llamado la Peña de San Francisco, capaz de navíos de guerra y fue el primero que se descubrió en la isla.

(14) Rincón

Esta población fue fundada por el actual gobernador don Miguel de Muesas, en veinte y siete de julio de 1771. Sus vecinos continúan aplicados y promete ser un pueblo muy útil, así por la fertilidad de sus terrenos como por el buen uso que hacen de ellos.

(15) Añasco

Para llegar a este partido se anda parte del camino por la orilla del mar y como la playa es monte bajo y arenal, hace allí un calor insufrible, cuando en otras partes será tolerable. Una legua larga antes de llegar al lugar, se encuentra un puerto espacioso del mismo nombre, cubierto del norte, pero muy lleno de bajos. Es aquí penoso el hacer aguada, porque mezclándose el agua de la bahía con la del río, la mantiene salobre hasta mucha distancia. Las embarcaciones de porte no pueden dar fondo sino una legua de la orilla, a causa de los bajos que encierra y se han perdido diferentes buques, lo que no ha sucedido en la Aguadilla, que es sumamente limpio.

Por todo el camino desde el puerto se encuentran muchas cacerías. La situación de este pueblo es un llano, siendo uno de los mejores de la isla por su planta, número de casas y buena construcción. La iglesia, que es espaciosa, está fabricada en medio de una gran plaza, en que no se embarazarían tres corridas de toros; a espaldas de ella sigue una calle, además de algunas casas sueltas. Tiene tres compañías de milicias, dos de infantería y una de caballería con su correspondiente casa de cuartel.

De este partido al de Mayagüez hay dos caminos; uno por la costa, que es de tres leguas y el otro por dentro, que es de una y no se usa sino en tiempos secos. A la salida de la población se encuentra un río, luego de algunos caños y en todo el camino diferentes cuestas de terreno gredoso, que lo hace impracticable con las aguas. Todo este tránsito es muy frondoso, compitiendo entre sí, los árboles, hasta que se pasa un río a la entrada del lugar siguiente.

(16) Mayagüez

Dista un cuarto de legua del mar y domina su puerto y agradables terrenos circunvecinos. Esta amena situación atrajo gentes que en cinco años formaron pueblo con cincuenta casas a las inmediaciones de su buena iglesia. Tiene una compañía de milicias disciplinadas de infantería, y el puerto, que es capaz de fragatas, tiene para su defensa cuatro cañones montados.

Inmediato a este pueblo hay una altura, de donde se descubre desde Cabo Rojo hasta la punta de Bujío Azúcar, que es la que forma por el oeste el puerto de la Aguada.

El tránsito de dos leguas desde Mayagüez al territorio de Hormigueros, está sucesivamente cortado por varios riachuelos y se encuentran algunas cuestas. En un alto que domina todos los alrededores está una ermita de nuestra señora de Monserrate, conocida por el principal santuario de la isla; tiene en frente una regular hospedería.

(17) Villa de San Germán

Es la segunda población la isla. Hállase situada en la costa del sur. Poco después de la conquista fue removida a más de tres leguas tierra adentro por las continuas hostilidades de los piratas. En el día subsiste su ayuntamiento con regidores, procurador general, alcaldes  de la Santa Hermandad y ordinarios, que tienen jurisdicción en los pueblos que hay desde la boca de Camuy hasta el lugar de Ponce y conocen en lo político; pues un teniente que el gobernador de esta isla ponía en el siglo pasado, lo prohibió la Real Audiencia de Santo Domingo y aunque en el día tiene como los demás un teniente a guerra, sólo se extienden sus facultades a hacer cumplir las órdenes de la Capital, sin que pueda entender en asunto que pase de cincuenta pesos.

Hállase fundada en una ladera y cerca de barrancos precipitados. Pasa por junto a ella un río principal, cuyo nombre es Guánica; por este lado no puede ser la vista más deliciosa; la llanura por todas partes vestida de árboles de diferente magnitud; los arroyos, quebradas y el mismo río que se descubre a distancias completan el mejor aspecto. El pueblo forma dos calles algo regulares con trescientas casas. En la Iglesia hay unas medianas pinturas junto al altar mayor. Tiene tres ermitas y hospicio de dominicos con uno o dos religiosos, que mantiene la villa.

Tiene a poca distancia el puerto y bahía de Guánica, nombre que se tomó el río. Es capaz de navíos de porte. El puerto estrecho a la entrada, en la misma forma que el de Puerto Rico. Junto a su ensenada hay una salina muy abundante. Tiene una compañía de infantería de milicias disciplinadas y otra de caballería.

Sus vecinos son de espíritu bizarro, manifestándolo, entre otras ocasiones, el año de mil setecientos cuarenta y tres, con motivo de haber varado en aquella costa con carga de ropas un paquebot inglés, los que intentaron recobrarle a fuerza de armas, pero lo impidió la más constante oposición en los vecinos de San Germán, sufriendo a cuerpo descubierto, con serenidad y tesón, el vivo fuego de los enemigos; distinguiéndose en esta acción don Marcos Candosa de Matos, don Juan y don Pedro de Rivera y don Juan Ortiz de Matos, de los cuales murieron en ella los tres últimos; por cuyo mérito se concedió a cada una de las viudas y a don Marcos Candosa, por Real orden de 28 de enero de 1748, una plaza de las que gozaban los soldados de este presidio.

(18) Cabo-Rojo

Dista dos leguas de la villa. Tiene buena iglesia. Una compañía de Infantería de milicias disciplinadas con su correspondiente cuartel. Sus vecinos no ceden en aplicación a los demás. Hay allí unas salinas muy abundantes que se forman con el agua del mar que sube por unas concavidades y después cuaja, aunque no sucede en todas (las) estaciones.

De la altura de Buenavista, cerca del mismo pueblo, se descubren por el norte el pueblo de la Aguada y por el sur hasta Ponce.

Desde la villa al partido de Guayama se come la raíz de una planta llamada marunguey, que abunda mucho en los montes que intermedian hasta Yauco; será de media vara de alto, el tallo tierno y las hojas en su proporción muy largas; la raíz es una batata que rallan y ponen a podrir en agua, después la secan y pasada por tamiz, forman de este polvo unos bollos, los cuales ponen sobre ascuas envueltos en hojas y se los comen, sin quitarles el apetito lo negro que quedan.

Comentario:

El autor es de origen cubano y su obra es una celebración de la administración de la gestión de Miguel de Muesas (1770-1776). El fragmento abre con una serie de observaciones sobre San Juan de Puerto Rico que enfatizan en las defensas del presidio militar. Describe primero el fuerte más moderno: el San Cristóbal, sus recursos y la zona de la Puerta de Santiago o de Tierra, la Plaza de Armas y el sistema de recolección de aguas de lluvia y el aljibe. De inmediato comenta el ya antiguo San Felipe del Morro y su diseño irregular, ajustado al morro natural en que fue construido. Lo que más impresiona al autor es su eficacia como defensa de la entrada de la bahía interior que conduce al puerto aunque, como se sabe, la misma  fue violada por la flota de Balduino Enrico en 1625. Se trata de observaciones convencionales.

Lo interesante es su documentación del aumento de la guarnición y el reconocimiento de su relevancia. Desde 1765, en la medida en que crece la relevancia económica de la colonia se reevalúa su papel militar. Miyares González informa que se han añadido al presidio Militar dos batallones de infantería (10 sept. 1765), y una compañía de artillería (13 julio 1776) y que todos los gastos han sido pagados por el Virrey de México mediante el Situado. La dependencia militar de Puerto Rico de aquella jurisdicción se demuestra. Carlos III además equiparó los privilegios de sus oficiales a los de Caracas y nombró Tenientes a Guerra para las localidades fuera de la Capital, todo con el fin de mejorar la recolección de impuestos en la colonia. La introducción de San Juan en la ruta del Servicio de Correo colonial el 6 de agosto de 1764 como puerto de paso hacia La Habana, también era parte de aquel conjunto de reformas.

Miyares González demuestra un interés peculiar por las rentas del estado y comenta el “aumento… (en las) entradas de caudales en (las) reales arcas” desde 1765. El autor es parte del proyecto de desarrollo dominante en su tiempo, en la medida en que recomienda que crecería más “si a esta isla se le facilitasen arbitrios para proveerse de negros a un moderado precio”.

La segunda parte resume la gira realizada por la costa oeste del territorio. Los asuntos que llaman su atención son varios:

1. El papel crucial de construir una Iglesia en la consolidación de una comunidad como refiere en el caso de Aguadilla, el pueblo más moderno de la colonia, y cuando destaca que en Hormigueros se encuentra el “principal Santuario de la isla”.

2. La evaluación de los puertos, su calado y su capacidad como cuando destaca que el de Mayagüez es capaz de recibir fragatas.

3. La descripción de los ríos y su valor como recurso a la hora de aguar y refrescar flotas.

4. Los recursos naturales de cada región como cotos de caza, fuentes de frutas, salinas como en el caso de Cabo Rojo y Guánica, y la fertilidad de la tierra.

5. Los choques regionales en el proceso de erección de Pueblos en el modelo del contencioso Aguada-Aguadilla.

6. La presencia militar en la forma de cuerpos de Milicias Disciplinadas de Infantería y Caballería y de piezas de cañón en algún número, como se alega de la costa de Mayagüez.

El autor se detiene en San Germán por ser el segundo pueblo más antiguo. Explica su gobierno, la extensión de su soberanía de Camuy a Ponce, su autonomía relativa de la capital y su condición de jurisdicción legal de la Audiencia de Santo Domingo desde 1508. Describe a sus vecinos como gente de “espíritu bizarro” cuando cuenta una anécdota bélica de 1743 y el choque de los vecinos con los tripulantes de un paquebot inglés varado. “Bizarro” vale por iracundo y se traduce como valiente y esforzado.

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noviembre 8, 2010

Memoria de Johan de Melgarejo (1582)

Memoria y Descripción de la Isla de Puerto Rico Mandada a Hacer por S.M. el Rey Don Felipe II en el año 1582 y Sometida por el Ilustre Señor Capitán Johan de Melgarejo, Gobernador y Justicia Mayor en esta Ciudad e Isla. Archivo de Indias-Patronato.

 

Capítulo 1° Puertorrico es el pueblo principal; no sabe que haya tenido otro nombre en lengua de yndios, más de que toda la isla se llamaba el Boriquén; el nombre español que tiene de Puertorrico se le puso por la mucha riqueza de oro que se halló en ésta; otros han querido decir que se le puso por ser el puerto muy bueno y cerrado y seguro de tormentas.

Capítulo 2° El descubridor y conquistador de esta isla fue Juan Ponce de León, natural de la villa de San Tervás del Campo; conquistóla a su costa por mandado del Almirante D. Diego Colón, hijo del primer descubridor de las Indias; partió para este efeto dende la isla de Santo Domingo del puerto de Xigüey el Viejo, de un lugar que llamaban Salvaleón; la primera vez que vino al dicho efeto, tomó puerto en una punta de esta isla, que llaman el Aguada, questá en la banda del Norte della, y allí tomó ciertos yndios con que hizo amistad y descubrió aver oro, bolvió con la muestra al dicho Almirante, sin conquistalla, con el qual capituló y volviéndola a conquistar y poblar, tomó tierra de la banda del Sur de esta isla, donde fundó un pueblo en el puerto de Guánica, a donde estuvo por thiniente a Don Cristóbal de Sotomayor, Caballero de Galicia, y desde allí se empezó a conquistar esta isla, fue en el año de 1508.

Capítulo 3° El temperamento de la cibdad de Puertorrico y su comarca, que casi es el de toda la isla, es muy bueno y casi todo el año es uno, esceto Diciembre y Enero, que reconoce el tiempo a ymbierno; entre año no es muy caluroso; llueve mucho desde Mayo hasta Setiembre, aunque en esto no hay horden, porque en unos años no guarda esta horden; los vientos que corren de hordinario es el viento Este o el Nordeste, y a las noches salta el viento a la tierra, que son balsares della; por Agosto y Setiembre suele haver tormentas, junta la conjunsión de la luna, que llaman juracanes, y las veces suele hazer grandísimos daños bentando los vientos; pero el que más daño haze es el viento Norte, porque este donde alcanza quema y abrasa las sementeras y derrueca los platanales, que es una fruta que sirve de sustento a falta de pan; y al principio de la población desta isla y muchos años después heran muy ordinarios estos juracanes de dos en dos y de tres en tres años; agora se pasan diez y doce años que no los hay.

Mapa de Theodor De Bry (1590)

Capítulo 4° Esta isla es muy áspera y montosa y doblada y de muchos ríos y arroyos de aguas, que por estremos son muy buenas y sanas, por causa que en todos los más de los arroyos se a hallado y halla oro, y descienden sus nascimientos de cerros y collados donde se han hallado y se cree ay oy ricos nascimientos de oro, aunque en la cibdad de Puertorrico se carece desta agua, por questá su sitio en una isleta distinta de la isla prencipal, y a esta causa no hay agua de río ni quebrada, sino solo de una fuente que mana de arenales y sale junto a la mar, media legua de la cibdad en la isla grande, y pasan a ella; se pasa por una calzada que está sobre la mar, llaman la Fuente de Aguilar, y no se han traído a la cibdad por falta de no tener propio y ser poca la agua, y así se beve agua de algibes, que los hay en las más de las casas; tiene falta de pastos para los ganados y de cada día se espera abrá menos, respecto haber nacido en esta isla unos árboles, que se llaman Guayabo, el qual hecha una fruta como manzanas llenas de pepitas, la qual comen las bacas y bestias y puercos y abes, y donde quiera que tornan a estercolar de las pepitas de cada una sale un árbol, con lo qual se va cerrando la tierra, de tal modo que los ganados no se pueden pastorear y se alzan, ny debajo del fructifica yerba que pueda servir pasto, y ansi de cada día se va más arruinando.

Capítulo 5° Que hubo y se hallaron por copia al tiempo del repartimiento que se hizo quando se ganó la isla, cinco mill yndios y quinientas yndias, sin los que quedaron por repartir, que no están domésticos; y el día de hoy no hay de los naturales ninguno, salvo unos poquitos que proceden de yndios de Tierra-Firme traídos aquí, que serán como doce o quince, y apocáronse por enfermedades que les dio de sarampión, romadizo y viruelas, y por otros malos tratamientos se pasaron a otras islas con caribes, y los que hay no están en el pueblo formado; sirven alguno por soldado y otros están en su haziendillas entre españoles; no hablan en su lengua porque los más dellos son nacidos en esta isla; son buenos cristianos.

Capítulo 6° El altura y elevación del pueblo en que está la cibdad de Puertorrico se berá por el eclisse que yo Juan Ponce de León, por mandado del capitán Juan de Céspedes, Gobernador que fue desta isla, tomé a los quince de julio del año pasado, el qual se envía en este propio nabio a su majestad.

Capítulo 7° En esta isla hay una villa que llaman la Nueva Salamanca o San Germán el Nuevo, el qual fundó el governador Francisco de Solís con el despojo que quedó de un pueblo o villa que se decía Guadianylla, que estaba a la banda del Sur desta isla, y lo quemaron caribes yndios y comarcanos de esta isla y robaron franceses, estaba junto a la mar en una sierra, como media legua de la mar, y a esta causa destar a tanto peligro se pasó la tierra adentro, con acuerdo de la audiencia de Santo Domingo; está la dicha villa de Salamanca quatro leguas de la mar, en donde también han llegado franceses y la han robado, al Oeste desta isla y distante de la cibdad de San Juan treinta leguas; goviernase por thiniente que pone el governador de la cibdad y alcaldes ordinarios; y el temperamento y ayres es lo mismo que corre en la cibdad de Puertorrico; no tiene defensa alguna para corsarios.

(…)

Capítulo 9° La cibdad de Puertorrico, ques la cabeza desta isla, la fundó el dicho Juan Ponce de León, contheniendo en el segundo capítulo, llamóla San Juan por su nombre y fue la fundación de ella en el año de veinte y uno, porque despobló una cibdad que antes había poblado en la dicha isla que estaba como legua y media de lo que agora está poblada, a la cual llamaban Caparra; fue la causa de su despoblación que no se criaban niños, porque todos se morían, respeto de que tenían malas aguas y así pocas, tenía ésta al tiempo que se pobló muchos más vezinos que agora tiene, porque al presente no tiene más de hasta ciento y setenta vezinos y catorce prevendados y clérigos, porque se han ido muchos a Tierrafirme, España y otras partes.

Capítulo 10° El sitio de esta cibdad prencipal, que es la de que en el capítulo antes deste se hace mynsion, es parte del llano y tiene i una altura hazia Un monasterio de frayles dominicos, que en ella ay, como parecerá por el rasguño que con esta vá, y la parte más alta, que es donde está el dicho monesterio, mira al Norte, y la parte más llana, que es al contrario mira al Mediodía.

(…)

Capítulo 14° Por la noticia que se tiene de algunos conquistadores se halla que los yndios desta isla era gente mansa; no comían , carne humana, ni eran sométicos, ni tenían ponzoña; peleaban los de la costa de la mar con flechas y arcos, y los de la tierra adentro con palos a modo de bastones; adoraban al demonio, con el que hablaban, temían a los caribes yndios comarcanos de la parte de Levante desta, que son bravos y guerreros y comen carne humana, y tienen yerba, y hoy en día lo son, y han destruido y destruyen esta isla y son parte muy prencipal para su despoblación y arruinamiento, como se a abisado a su majestad, con ynformaciones, que sobre ello se an embiado a la Casa de la Contratación de Sevilla.

Capítulo 15° En esta isla no hubo cacique que la señorease toda, más de que en cada valle o río prencipal avía un cacique, los quales tenían otros capitanes como thinientes de quien se servían, a los quales llamaban en su lengua nitaynos; y después que fueron repartidos a los españoles, el tributo que daban a sus amos era traellos a las minas a sacar oro y a hazer conucos de cazabe y maíz, ques el mantenimiento desta tierra, y batatas, que era la comida que ellos antes usaban, demás de otras raíces que comían, que se dicen ymoconas, yahutías, guayaros, lerenes y maní. Entiéndase que la principal causa de haberse acabado los yndios, demás de las enfermedades arriba dichas, fue el sacarlos de sus pueblos y llevarlos a las minas y a otras partes fuera de donde nacieron, aunque no los sacaron de esta isla.

Capítulo 16° El asiento de la cibdad de San Juan de Puertorrico es el que está dicho en el capítulo dezimo; pueblo de yndio no ay alguno como está dicho; la villa de la Nueva Salamanca está en una sierra con mal asiento, así por no haber cosa llana en él, como por tener el agua lejos y haber un barro que tiñe como almajara la ropa, en ventando el viento el polvo que se levanta causa hazer lo dicho; el río que más cerca dél pasa se llama Guanaibo.

Capítulo 17° La cibdad de Puertorrico es tierra sana, comúnmente andan los hombres con buenos colores; las enfermedades que en ellas son más peligrosas y más cursan son pasmos, y desto mueren muchos niños en nasciendo, o a lo menos antes de los siete días, y muchos hombres solo de beber un jarro de agua estando sudando: de los remedios que más se usa para curar esta enfermedad, de que suelen escapar pocos, es el fuego, labrándolo junto a la nuca y por el cerro abajo de los riñones y dándoles a beber el sumo de la yerba que llaman tabaco, que es a modo de beleño; en la Nueva Salamanca es lo mismo que esta cibdad en quanto a la salud y enfermedades.

 

Comentario:

Los capítulos 1 y 2 de la Memoria… hacen una síntesis bastante imprecisa de la historia de San Juan Bautista con el propósito de aclarar cualquier duda que el Rey Felipe II pueda tener con respecto a los valores de la posesión y los beneficios de invertir en ella. El capítulo 3 ofrece una serie de generalidades sobre el “temperamento” o clima insular: la lluvia, el calor y la humedad destacan en la misma. El capítulo 4 contrata la naturaleza boscosa y bien irrigada de la Isla Grande con la del Islote de San Juan. Resalta las fuentes de agua potable de la Isleta, y el  peligro que los guayabos representan para los pastos y la industria ganadera que entonces se afirmaba como la principal del país, una vez dejadas atrás la aurífera y la caña de azúcar. La indicación de que había oro en los ríos y que aún quedaban filones sin explotar es interesante. El capítulo 5 comenta la situación de los Indios, su desaparición y las causas de la misma. La presencia de Indios de Tierra-Firme y la alianza con los Caribes, que ya vimos en la obra de Oviedo, se reitera.

El capítulo 7 introduce la Villa de San Germán la cual ya estaba ubicada en la Lomas de Santa Marta, comenta las constantes amenazas extranjeras a la misma y la forma de su gobierno mediante un Teniente de Gobernador. El capítulo 9 y 10 hace lo propio con la Ciudad de Puerto Rico, hoy San Juan Antiguo, y su precedente en Caparra. Las dos poblaciones principales de la colonia, la Villa y la Ciudad, son presentadas al Rey Felipe II con relativa precisión.

Los capítulos 14 y 15 describen a los Indios de la Isla. Fíjense que no se les llama Taínos y que se les decribe con argumentos parecido a los que usó Oviedo Historia… La idea de que son distintos de los Caribes es evidente. La desaparición del Indio se adjudica, sin reparos, al sistema laboral que se les impuso. Los capítulos 16 y 17 comentan la higiene y la salud pública: es una tierra sana donde la amenaza mayor es el pasmo, es decir el tétano o mocezuelo que se enfrenta con infusiones de tabaco.

El autor, Juan Ponce de León y García Troche, es descendiente el conquistador y pone todo su empeño en llamar la atención del Rey sobre las posibilidades de la colonia. Piensa e interpreta a San Juan Bautista como un criollo y en ello radica una de las virtudes de este texto. Los capítulos 31, 32 y 33 pueden ser consultados en Documento y comentario: Memoria de 1582

 

  • Mario R. Cancel
  • Historiador

 

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